Cada vez más ciudadanos y organizaciones sociales españoles pierden la vergüenza y se deciden a denunciar lo que consideran un agravio a su entorno.Si hace unos años apenas el 1% de la población decidía dirigirse a las instituciones europeas por este motivo, en la actualidad el 30% de la población se atreve a ello. Esta es una de las razones por las que España encabeza el ranking de denuncias medioambientales en la Unión Europea, por delante de Italia y de Irlanda.
Otro motivo, el de mayor peso, es el boom económico que ha vivido España en la última década y que ha invadido el mapa de cemento. En 2009, la Comisión Europea recibió cerca de 250 denuncias por presuntos delitos medioambientales. No obstante, sólo algo más de 80 de estas denuncias llegaron a convertirse en procesos de infracción, es decir, la apertura de un proceso legal, por el que la Comisión Europea lleva al país o región en cuestión ante el Tribunal de Justicia Europeo, en Luxemburgo.
El 36% de estos procesos de infracción se refieren al hábitat y a la biodiversidad, seguidos del agua y de la gestión de residuos. “España es uno de los países con mayor biodiversidad y densidad de población, por ello se dan tantos casos”, explican fuentes comunitarias en Bruselas. El vertiginoso desarrollo económico que ha vivido España en los últimos años ha hecho que por ejemplo sea el país con mayor número de autovías por habitante.
Que el ciudadano medio prefiera dirigirse a las instituciones europeas antes que a un organismo nacional se debe, según los analistas, a dos factores. Por un lado, la apertura de un proceso judicial conlleva unas costas que no cualquier particular puede asumir. De dirigirse directamente a una instancia comunitaria, el proceso es gratuito. Pero además, el ciudadano no confía en la competencia de los tribunales españoles. En este sentido, fuentes en Bruselas dicen apreciar el gran esfuerzo que ha hecho España para implementar algunas sentencias.
Precisamente, la presidencia española de la UE, que arrancó en el mes de enero y durará seis meses, centrará parte de sus esfuerzos en recuperar la diversidad biológica que cada año pierde y que, de no hacer nada, no tendrá marcha atrás. Dado que la UE da por perdido el plazo de 2010 que se había dado para este objetivo, ahora se trata de liderar un nuevo proceso en el menor plazo de tiempo posible para frenar el proceso de degradación de especies animales y naturales. El mensaje que quiere hacer pasar el club comunitario es que, la recuperación de la biodiversidad no sólo protege el abastecimiento del hombre de recursos naturales, sino también la economía. Al ritmo actual, en 2050 se habrá perdido el 7% del PIB europeo por la degradación de los recursos naturales.
fuente: ecoactiva
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