domingo, 28 de marzo de 2010

Buenos Aires verde, cómo la fundación de una ciudad altera el ecosistema

En los dos capítulos anteriores vimos el paisaje vivo que encontraron los españoles cuando llegaron al Río de la Plata y fundaron la ciudad de Buenos Aires, ahora veremos cómo estos europeos comenzaron a modificar el paisaje a partir de 1536.

La región se había ido adaptando al ser humano desde hacía diez mil años, y ya el hombre era parte del ecosistema. Los querandíes eran un ser vivo más de la biodiversidad que caracterizaba a la región de Buenos Aires. Cuando llegaron los españoles, produjeron un nuevo trastorno.

Buenos Aires, 1536

Principalmente porque eran seres humanos como los querandíes, no hay dudas, pero diferentes, y con una forma distinta de ver a la naturaleza y el lugar que tiene el hombre dentro de ella. El ecosistema local estaba adaptado a los pocos miles de querandíes, y a su consumo.

Llegaron cientos de soldados con ansias de tesoros. Fundaron un poblado al que llamaron Buenos Aires, talaron bosques para construir las chozas y la empalizada que las rodeaba. Cazaban perdices y venados con ballestas, y consumían todo lo que tenían a su paso.

Enseguida entraron en tratos con los querandíes, que se acercaron con curiosidad a ver quiénes eran los recién llegados. Les ofrecieron alimentos como regalo, pero los españoles lo interpretaron mal, y lo volvieron una obligación. Esto no gustó nada a los querandíes, que nunca se dejaron dominar, razón por la que han desaparecido.

primer encuentro bélico entre querandíes y españolesPero la llegada de los europeos no sólo modificó el ecosistema local por la cultura voraz con la que lo enfrentaban, sino que llegaron junto con otros animales.

Trajeron caballos, vacas, cerdos, gallinas, y la rata común que acompañó a todos los barcos europeos en sus viajes de descubrimiento alrededor del mundo. También trajeron semillas, para cultivar.

Pero mucho no pudieron hacer por haberse enemistado con los querandíes, que guerrearon con los españoles durante los pocos años que duró ese primer intento de colonización.

Como la principal atención de los españoles estaba en conseguir metales preciosos, y por estos pagos no había ni un gramo de ellos, terminaron abandonando el poblacho en el año 1540, para reunirse todos en Asunción, donde existía la posibilidad de conseguir oro y plata.

Todas las casas de madera, la empalizada y una nave encallada que funcionaba como fortaleza, fueron incendiados, así también los cultivos. Pero tuvieron a buen recaudo esparcir algunos de los animales por los alrededores para que se reprodujeran.

pastizal pampeano Como se dieron cuenta del error de haber abandonado una ciudad que estaba prosperando, el proyecto de repoblar Buenos Aires comenzó casi enseguida, pero tardarían cuarenta años en volver. Recién para 1580 Buenos Aires volvió a ser fundada, y esta vez ya no sería abandonada más.

Pero cuando volvieron los españoles cuarenta años después, encontraron algo muy diferente. Se dieron cuenta de que habían modificado el ecosistema local, y ya para siempre.

Por los alrededores las vacas y los caballos se habían reproducido a tal grado que eran miles. Así modificaron el paisaje, ya que esos miles de animales cambiaron por completo la configuración de los pastos y plantas que crecían en los campos salvajes. Y también modificaron las costumbres de los indígenas, que ahora cazaban a las vacas, y montaban a los caballos.

Los nuevos pobladores españoles llegaron ya con otros ideales; no venían a buscar oro y plata, sabían que no los había. Fundaron la ciudad con el fin de crear un puerto, pero los pobladores vinieron buscando tierras que cultivar. Trajeron más cerdos y vacas, y animales chicos, que cuando alguno se escavaba iba a engrosar las filas del llamado ganado cimarrón.

Así comenzó el poblamiento ciudadano también. Se talaron casi todos los árboles de la meseta y la ciudad quedó con veinticuatro cuadras frente al río, por una legua de fondo, que equivalía a unos cinco kilómetros. Allí se construyeron casas y chacras para los vecinos, y de a poco los edificios le fueron robando terreno a la naturaleza.

fuente: sustentator

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