martes, 23 de marzo de 2010

Buenos Aires Verde, la vegetación que encontraron los conquistadores

Dejamos a Buenos Aires diez mil años en el pasado. Ahora hagamos un salto en el tiempo, y trasladémonos unos quinientos años atrás, para saber cómo era la región elegida en los tiempos exactamente anteriores a que los españoles llegasen por primera vez al Río de la Plata.

Estamos en el año 1515, un año antes de que Juan Díaz de Solís llegase al río más ancho del mundo, y lo diese a conocer a los europeos, que apenas se habían enterado de la existencia de América unos veinte años antes.

Buenos aires, 1580

El paisaje ha ido cambiando mucho con respecto al que habíamos dejado hace diez mil años. Los terrenos exactos en los que hoy se asienta la ciudad de Buenos Aires eran una meseta bordeada por arroyos, que al sur limitaba con el Riachuelo, y al este con una pampa interminable y totalmente plana, cubierta de largos pastos, pero sin una sola colina, ni árbol, ni nada que interrumpiese la vista.

Si viésemos desde el río el paisaje, veríamos que la boca del Riachuelo estaba tapada por una isla, que los primeros españoles llamaron Isla de los Pozos, que se continuaba en un banco submarino que llegaba hasta lo que hoy es Retiro.

La zona cercana al Riachuelo era un valle pantanoso, desolado y triste en palabras de los primeros europeos que lo vieron. Era una zona que se inundaba muy seguido por los desbordes cotidianos del río. Así se creaban lagunas y pantanos.

Con tanta humedad sólo en los alrededores del Riachuelo crecía algo diferente al pastizal. Allí la vegetación era tupida y variada, con bosquecillos de sarandíes negros, ceibos, blanquillos y las gruesas matas de penachos blancos.

En las zonas más bajas, había juncos, y sobre las lagunas flotaban camalotes. También la paja brava solía invadir los terrenos menos anegados, y algún que otro duraznillo blanco, que rara vez llegaba a los dos metros de altura.

En donde el terreno era un poco más alto predominaban las gramíneas, que son las hierbas típicas del campo sin cultivar hoy en día.

zarzaparrilla falsaEn las barrancas de la meseta, de unos ocho a 20 metros de altura, sobre la que está construida la mayor parte de la Buenos Aires de hoy, la vegetación variaba bastante. Allí predominaban los matorrales de arbustos y arbolillos como el calafate, el ñapindá y mataojos, con flores como las portulacas.

En las partes más altas de las barrancas había bosques pequeños de espinillos, acacias, zarza mora, zarzaparrilla falsa, sombra de toro y otros.

Ya en lo alto de la meseta había árboles con tronco, como los algarrobos, los talas, espinillos más desarrollados, ceibos y muy de trecho en trecho un inmenso ombú.

A orillas del Río de la Plata se podía ver un árbol un poco más grande, el sauce colorado, nada que ver con el llorón que recién llegaría a la zona en 1810 de la mano de los europeos.

Esta era la flora, la fauna de hace quinientos años también era muy diferente a la de hace diez mil. Veámosla en el próximo capítulo.

fuente: sustentator

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