sábado, 13 de marzo de 2010

Las ballenas, los “árboles” del océano


ballena franca

Foto: Flickr CC Nestor Galina

Sí, leyeron bien. Resulta que un estudio de la Universidad de Maine reveló que la caza de ballenas llevada a cabo durante un siglo podría haber liberado más de 100 millones de toneladas de dióxido de carbono en la atmósfera, el equivalente a la cantidad de CO2 acumulada en un bosque grande.

La cuestión casual que menciono es porque, como ya deben saber, este lugar en donde estoy recibe cada año miles de ejemplares de ballena franca austral que llegan a estas costas para aparearse. Incluso son el atractivo principal perseguido por los turistas.

Es que las ballenas almacenan dióxido de carbono dentro de sus cuerpos y cuando las matan liberan gran parte de este CO2, informaron investigadores estadounidenses durante un encuentro sobre océanos realizado en ese país. El doctor Andrew Pershing, de la Universidad de Maine, describió a estos cetáceos como los “bosques de los océanos“.

Ahora se sabe que este recurso no sólo favorece el ecoturismo sino a la vida y al equilibrio del ecosistema. Sería bueno que las autoridades locales trabajaran para la preservación de los cetáceos y que se diseñe una buena política para la eliminación de la amenaza del alga undaria (un alga exótica que no tiene predador en estas playas) y que no sólo afecta a estos mamíferos gigantes sino también a buena parte de la flora y fauna marina.

fuente: lanacion

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