lunes, 22 de febrero de 2010

A 106 años de pisar hielo antártico: Día de la Antártida Argentina (informe especial)

El neuquino José Luis Aprea, especialista en Tecnologías del Hidrógeno, relata sus experiencias en el continente blanco.

Heladas y fríos intensos que alcanzan los 60° bajo cero y vientos de 200 kilómetros por hora no alcanzan para ennegrecer el aura de la Antártida, según el relato de quienes estuvieron allí y ahora la recuerdan.
Hoy, fecha especial de conmemoración, se recuerdan los 106 años de permanencia interrumpida de los argentinos en el territorio, y se conmemora así el Día Nacional de la Antártida Argentina. Un lugar del cual poco se conoce, en materia de hábitos y costumbre de quienes permanecen allí por motivos que responden a estudios científicos o que forman parte de una población temporaria de cualquier país del mundo.
José Luis Aprea es un neuquino que trabaja en Tecnologías del Hidrógeno, y como especialista en la materia viajó hace ya un año a la Antártida a instalar el MAEL 1, un proyecto exploratorio.
Mientras explica el plan, cae en comentarios de la vida cotidiana, del ambiente y de la idiosincrasia de la gente. Cuando se refiere a ese tiempo en la Antártida su mirada se ilumina y crece una sonrisa que lo lleva a un comentario más de carácter místico: “Hay algo que es muy difícil de explicar, es cómo mágico, es la Antártida.”, señala y continúa: “nosotros la hemos visto desde chicos en los mapas, recordamos su posición geográfica, pero poco sabemos de cómo se vive allí. Aunque existen hasta 340 días al año con heladas, temperaturas muy bajas, alta frecuencia de vientos y una incidencia bastante pobre de los rayos del sol es fantástica. Allí no se ven armas, ni dinero, tampoco hay fronteras, es espectacular”, resumió.
Según explica Aprea existe un tratado firmado entre todos los países que tienen permanencia en la Antártida, por el cual se comprometen a brindar cooperación y ayuda. “Al llegar teníamos que bajar más de 3.000 kilos de material, y eso se hace entre todos. No los que viajan, sino junto a los que están en las bases”, comentó.


Sin contaminación
Ubicada en el sector que comprenden los meridianos 74° O y 25° O, el paralelo 60° S y el Polo Sur, en la Antártida que reivindica la República Argentina todos los esfuerzos están dirigidos a la ciencia y a la investigación. “Allí no se puede explotar ningún mineral que afecte al ambiente. Es el lugar menos contaminado de todo el planeta. Originalmente no está contaminado con nada. Entonces, vuela algo, y se va corriendo a buscarlo. No puede haber ni un pedacito de plástico, todo lo que se cae tiene que ser recogido, todo tiene que ser tratado“, afirmó el especialista.
Con énfasis agrega que “el sistema ecológico allí es muy frágil y la temperatura muy baja. Todo está sin la mano del hombre y cualquier contaminación sería muy difícil de tratar, por eso se lo cuida como a ningún otro lugar en el planeta. Eso lo hace muy especial“.




Traslados
Las formas de transporte masivo hacia el continente son a través de grandes aviones o en barcos. “El más importante y extraordinariamente querido por la gente, es el rompehielos Almirante Irizar, que se quemó. Es el único rompehielos que tenía Argentina, actualmente no está operando. Y se utiliza un rompehielos rentado de origen ruso".
“Tanto viajar, como estar no es muy fácil. Es el lugar más duro que existe, las temperaturas llegan a 90º bajo cero. En una de nuestras bases se midió una temperatura de 60º bajo cero. Para llegar a la base Esperanza, donde nos instalamos y una de las más lindas de las trece argentinas, tuvimos que pasar por otras tres bases, entre ellas de otros países. Llegar no es fácil e irse es igual de difícil“.
Las posibilidades de transporte son mínimas, hay un tratado de cooperación, por el cual los países se ayudan entre sí. Los traslados se limitan un período que ellos llaman de ‘ventana’, una oportunidad de buen clima para que se pueda realizar el traslado durante todos los días que precisa el viaje. Estos se dan en los períodos de primavera y verano. Si se pierden las oportunidades, habrá que quedarse, aunque implique el invierno entero. “No se puede interactuar durante todo el invierno. Las temperaturas en esta época son de un nivel medio de 40° bajo cero, y de ahí para abajo. En nuestra permanencia hubo vientos de 135 a 150 kilómetros por hora. Estuvimos poco más de un mes en verano“.
Durante el verano, explicó el especialista, no hay noche. “Pasamos Año Nuevo allí, trabajamos hasta las 22 horas, y a las 4 de la mañana continuaba siendo de día. Es así todos los días. En cambio, en invierno siempre es de noche, por la enorme latitud que tenemos ahí“.
Mencionó que en la base Esperanza nació la primer persona en la Antártida, que es de nacionalidad argentina. “Hoy tiene 40 años, y ya no vive allí. Nadie lo hace, la población se dice que es permanente pero es de aproximadamente un año, y la temporaria de períodos más cortos”.
La Antártida es el continente más alto y menos poblado. “Una vez que se traslada la gente del repliegue queda la población permanente, que es muy baja. De 120 personas sólo quedan 15 o 20 que hibernan durante un año. Están aislados físicamente, pero toda la tecnología de comunicación está. En invierno ni siquiera se puede salir de la base“, afirmó.





Presencia, disposiciones y tratados


Es el área que algunos consideran parte del territorio nacional, ya que ciertos tratados vencieron.

En 1904 se inicia la ocupación permanente de la Antártida Argentina, con el izamiento del pabellón en la base Orcadas el 22 de febrero de ese año.
La presencia de nuestro país en la Antártida tiene más de un siglo. Entre algunas de las disposiciones legales está el decreto del presidente Julio Argentino Roca de 1904 por el que se establece el Observatorio Meteorológico Antártico Argentino.
También entre las disposiciones se encuentra el decreto del año 1951 que da origen a la creación del Instituto Antártico Argentino, el Decreto-Ley 2.191, que es el que fija los límites del Sector Antártico y, por último, la ley 18.513 de 1969 que crea la Dirección Nacional del Antártico.
A estas disposiciones deben agregarse, desde la vigencia del Tratado Antártico, las recomendaciones aprobadas por el gobierno argentino que fueron adoptadas en cada una de las Reuniones Consultivas Antárticas.
Antártida Argentina o Sector Antártico Argentino, es el que algunos consideran parte del territorio nacional -ya que algunos tratados vencieron-.
Integra una vasta área que ocupa el casquete polar austral y en la que prevalecen condiciones ambientales particulares, distintas a las de América del Sur, las cuales tienen una influencia muy marcada en la presencia y en las actividades del hombre.
fuente: lmneuquen

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