Se intenta así concienciar a la sociedad de que las latas de bebidas (y otros envases) no son residuos sino un preciado metal –aluminio en este caso, aunque también se producen de acero- y que sirven para crear nuevas cosas si las separamos correctamente para su reciclaje. Sin ir más lejos, las latas que depositamos en el contenedor amarillo junto a otros envases de metal, plástico y briks sirven para fabricar nuevas latas o envases metálicos o, por ejemplo, para hacer llantas de bicicleta o de coche. Pero los impulsores de ‘Precious Metal’ también mandaban el mensaje de que reciclar sirve para ahorrar grandes cantidades de energía, materias primas y emisiones de CO2.
Para materializar el proyecto, la compañía estadounidense contactó con el reconocido escultor Robert Bradford, que hizo realidad la obra en alrededor de una semana. Seis días después de terminarla, la escultura fue desmantelada y sin duda, las latas enviadas a alguna planta de reciclaje.
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