miércoles, 10 de marzo de 2010

Porqué se inunda Buenos Aires:

Luego de las inundaciones que se sufrieron en Buenos Aires en las últimas semanas, uno se pregunta ¿Por qué se inunda Buenos Aires? La respuesta más lógica es echarle la culpa a alguien, y a alguna inacción. Pero para saber por qué la ciudad se inunda, nada mejor que estar en POR EL PLANETA TIERRA, ya que la respuesta está en ser sustentable, y estar junto a la naturaleza, no en contra. Veamos por qué.

buenos aires inundada Hay que conocer a la naturaleza, comprenderla, adaptarse a ella, no tratar de que siempre ella se adapte a nosotros. El clima local ha cambiado mucho. Esto se debe al calentamiento global, que ha afectado de tal forma al mundo como un todo, que los climas locales alrededor del mundo se han trastocado. Lo que antes funcionaba para intentar domar a la naturaleza, ahora ya no.

La mayoría de los habitantes de Buenos Aires no deben saber que bajo las calles no sólo transitan los subtes, sino que tenemos ríos y arroyos subterráneos. Y no me refiero a esos que están a decenas de metros bajo tierra y que alimentan las napas freáticas, sino a ríos que hace apenas 200 años transcurrían libres sobre la superficie, pero que fueron entubados y ahora no los separa más que una capa de cemento y asfalto del lugar por donde camina la gente.

También son muchos los porteños que viven de espaldas al río más ancho del mundo, y que tratan de no acordarse del pestilente y contaminado Riachuelo. Todos estos, junto con el cambio climático, son los responsables de que la ciudad de inunde. ¿Por qué?

Ríos bajo las calles

arroyo Maldonado

Aquí vimos en la sección Buenos Aires Verde, que la ciudad fue fundada definitivamente en 1580 sobre una planicie surcada por ríos y arroyos. La construcción humana interrumpió el drenaje natural que llevaba el agua de las lluvias atravesando la pampa infinita hasta descargar en el Río de la Plata.

En sus orígenes apenas si estaban pobladas las manzanas que hoy rodean a la Plaza de Mayo, llamada Plaza Mayor en aquellos tiempos. Cuando llovía, la ciudad no se inundaba, sino que era literalmente barrida por los ríos y arroyos, y las calles se volvían sajones y barriales intransitables. Por esa razón esos arroyos y ríos se fueron domando.

El Riachuelo, que viene potente desde la provincia donde se llama río Matanza, fue acanalado para que no se desbordase. Y los arroyos fueron enterrados, tapados, entubados y olvidados.

Para reconocer dónde discurren estos ríos bajo las calles, baste mirar donde hay diagonales, calles zigzagueantes, o que tienen bulevares y rompen con el diseño de la cuadrícula típico de Buenos Aires.

Los principales son el arroyo Medrano, con 18 kilómetros cuadrados dentro de la ciudad, el arroyo Vega, con 18 km2, el Radio Antiguo con 23 km2, y el que seguramente habrán escuchado nombrar más a menudo es el arroyo Maldonado, con 50 km2.

El Maldonado atraviesa la ciudad canalizado en un conducto de hormigón armado de 3,60 metros de altura, y un ancho que varía entre 15 y 18 metros. Casi todo su trayecto lo hace bajo la Av. Juan B. Justo y descarga en el Río de la Plata frente al Aeroparque.

Hoy en día, cuando llueve en la ciudad y en los alrededores, el agua no drena de forma natural por la pampa hacia el río mayor, sino que debe hacerlo primero por las calles donde debería escurrir por las alcantarillas hacia estos ríos y arroyos entubados, más otros conductos creados especialmente.

En los años 40 del siglo 20 se terminó este sistema que había logrado domar a la naturaleza. Pero el hombre siguió domando a la naturaleza, y destruyéndola, es por eso que hoy tenemos el mundo recalentado por culpa de los gases de efecto invernadero arrojados a la atmósfera por las industrias humanas. Este calentamiento global ha generado un cambio climático a nivel local, que a su vez hizo que todo ese plan de domar a la naturaleza del siglo 20 se haya quedado viejo en el siglo 21.

Con que lluevan 35 milímetros en una hora alcanza para saturar el sistema de drenaje subterráneo de Buenos Aires. Eso hace 20 años no era problema, pero hoy en día es algo que se repite muy a menudo. Que se agrava cuando el Río de la Plata está crecido y no permite que los arroyos entubados descarguen su agua en él.

Si a todo esto le agregamos la gran cantidad de basura que genera la gente hoy en día, principalmente plásticos, tenemos una catástrofe completa. Porque las botellas de plástico que mucha gente arroja al suelo luego de beber su gaseosa o agua embotellada, o las bolsas de plástico que se dan en todas las tiendas, terminan tapando las alcantarillas y sumideros por donde el agua debiera escurrir para que las calles no se inunden.

Podemos seguir tratando de domar a la naturaleza con resultados cada vez peores, o podríamos tratar de convivir con ella, y adaptarnos al medio ambiente que nos rodea. Es primordial que dejemos de pensar en la naturaleza como nuestro enemigo, y formemos parte del ecosistema.

El cambio climático ya está entre nosotros, por más que debemos seguir luchando contra el calentamiento global, no podemos escapar de lo que ya hemos generado. Debemos adaptarnos y convivir con la naturaleza. No consumir plásticos; y si debemos hacerlo, no arrojarlos a la vía pública, tratar de reciclarlos. Debemos aprovechar las lluvias, no que ellas nos destruyan. Podemos utilizar esa terrible fuerza energética que se desperdicia allí abajo, en los arroyos subterráneos. Hay mucho que podemos hacer para que la ciudad ya no se inunde y que sea una ciudad cada vez más amigable con el medio ambiente que la rodea.

No podemos hacer de cuenta que no estamos dentro de un ecosistema, tenemos que integrarnos, sino el ecosistema siempre encuentra una forma de deshacerse de las plagas.

fuente: sustentator

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